10 de agosto de 2025

Julieta Prandi, frente a la Justicia: «Estoy fuerte y lista, aunque ya me rompieron»

Julieta Prandi se presentó en los tribunales de Campana para presenciar el inicio del juicio oral contra su exmarido, Claudio Contardi, acusado de abuso sexual reiterado. Antes de ingresar, la actriz habló con la prensa y expresó su mezcla de alivio y angustia.

Confío en la Justicia y en mis abogados. Espero que escuchen la verdad y hagan justicia”, declaró. Contó que esperó mucho tiempo este momento, aunque reconoció: “Es horrible, pero muy necesario”.

Prandi también reveló que teme por su vida, por lo que solicitó medidas de seguridad para ella y su familia. “Me fui de mi casa amenazada de muerte. Viví años de violencia física, psicológica, verbal y sexual”, dijo. A pesar de esto, lamentó que no se haya autorizado una tobillera electrónica para el acusado.

Acompañada por su pareja, sus hijos, familiares y amigos, afirmó: “Estoy fuerte y lista, aunque eso no significa que no esté rota. Ya me rompieron, pero por eso busco justicia”.

Un mensaje a otras mujeres

Antes de ingresar a declarar, Prandi dejó un mensaje directo a otras mujeres que puedan estar atravesando situaciones similares:
Escapen, porque no las va a salvar nadie. Que lo hagan porque cuando le perdés el miedo al victimario, pierde el poder sobre vos”.

Del encanto inicial al núcleo vacío

La experiencia relatada por Julieta Prandi en el marco de su conflicto judicial con Claudio Contardi expone, con crudeza, lo que en psicología se describe como el entramado interno de una personalidad psicopática. Desde afuera, puede parecer una historia de pareja que se quebró; desde adentro, se trata de un proceso de desgaste emocional, manipulación sistemática y control extremo, donde la imagen pública del agresor no siempre coincide con su comportamiento privado.

Convivir con una persona con estos rasgos, como lo ha relatado Julieta Prandi en su caso contra Claudio Contardi, implica pasar del encanto inicial a una convivencia marcada por el control, la manipulación y la ausencia de empatía por los valores propios de la pareja o sus preocupaciones, dejando lo emocional fuera de lo íntimo. Detrás de una imagen social cuidada, este tipo de personalidad utiliza el vínculo para obtener beneficios, sin reconocer el valor del otro como persona. La relación se convierte en un ciclo de desgaste emocional y sometimiento, dejando secuelas profundas en la autoestima y en la percepción de la realidad.

Fuente: medios/ElSol

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