El cantante dejó el escenario tras la caída.
La música lo envolvía, la adrenalina corría por su cuerpo y el público vibraba con cada acorde. Maxi Trusso, siempre entregado a su arte, sintió el impulso del momento y decidió dar un salto de fe. Pero la multitud, lejos de sostenerlo, se abrió como un mar en plena tormenta. El golpe fue seco, brutal, y el silencio en Niceto Club duró un instante eterno.
Las redes no tardaron en estallar con las imágenes del incidente. En los videos, el cantante aparece flotando por unos segundos antes de chocar contra el suelo, mientras el público reacciona entre el asombro y el desconcierto. Algunos rieron nerviosos, otros entonaron el clásico “¡Olé, olé, Maxi!” para levantar el ánimo, pero la preocupación estaba en el aire.
Gustavo Lutteral, presente en el evento, tomó el micrófono para calmar la tensión: “Tranquilos, que lo revisen los médicos. El golpazo fue fuerte, pero lo importante es que esté bien”. A pesar del accidente, la noche no perdió su energía. Mientras los asistentes murmuraban y esperaban noticias, Trusso, con su espíritu inquebrantable, siguió cantando desde el backstage, recostado en una camilla pero con la misma pasión de siempre.
Finalmente, una ambulancia lo trasladó al Hospital Fernández para realizarse estudios. Desde allí, envió un mensaje a sus seguidores: “Dejo la vida por ustedes. Nos vemos en la próxima, más fuertes que nunca”. No era la primera vez que protagonizaba un episodio así, pero esta caída, más que un accidente, fue una prueba de que su amor por la música lo impulsa a ir más allá, incluso cuando el suelo le recuerda los límites.
Porque para Maxi Trusso, el show nunca se detiene.
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