La antepenúltima fecha de la temporada de Fórmula 1 dejó una noche para el infarto en el Gran Premio de Las Vegas, con una largada accidentada, múltiples incidentes y un final que se resolvió cuatro horas después de la bandera a cuadros. Max Verstappen se quedó con el triunfo en pista, pero la gran bomba llegó desde los despachos: la FIA decidió desclasificar a los McLaren de Lando Norris y Oscar Piastri, alterando por completo la lucha por el campeonato.

La carrera ya había comenzado con caos. Apenas en la primera curva, Franco Colapinto sufrió un toque desde atrás por parte de Alexander Albon, que llegó pasado y dañó el difusor del Alpine del argentino. Sin carga aerodinámica y con un auto herido desde el inicio, Colapinto quedó condicionado en todas las vueltas y vivió una noche para el olvido.

Pero el escándalo mayor llegó después. Tras revisar los autos naranjas, la FIA detectó que el bloque posterior de deslizamiento de ambos McLaren no cumplía con el mínimo reglamentario de 9 milímetros, una medida clave para controlar el efecto suelo y mantener la seguridad. Llamaron a Norris, Piastri y representantes del equipo a declarar y, tras escucharlos, la decisión fue lapidaria: descalificación para ambos pilotos.

La sanción derrumbó el tablero del Mundial. Norris perdió los 18 puntos del segundo puesto y Piastri los 12 del cuarto. Antes del castigo, el británico acumulaba 408 puntos, Piastri 378 y Verstappen era líder con 466. El panorama era favorable: Norris llegaba a Qatar con chances concretas de coronarse.
Ahora, tras el golpe, todo cambió: Norris quedó en 390 puntos, mientras Piastri cayó a 366, igualado con el neerlandés. Max, que parecía un espectador más en la definición, volvió repentinamente a escena como seria amenaza al título. Quedan 58 puntos en juego y la lucha está al rojo vivo.

Entre tanto desconcierto, Colapinto finalizó 15º, avanzando desde el 17° inicial por los abandonos y sanciones, pero sin impacto real en el campeonato. El argentino sufrió daños aerodinámicos, un ritmo pobre y hasta una parada en boxes lenta de 4 segundos, casi el doble de lo habitual. Aun así, terminó una carrera que dejó a buena parte de la parrilla maltrecha.

El Gran Premio de Las Vegas cumplió con su promesa de espectáculo y dejó una certeza: la definición del Mundial será un terremoto hasta el último metro.