Se equivocó como nunca, reaccionó como siempre. Lionel Messi cometió un error insólito al inicio del partido, pero terminó siendo la figura indiscutida del 4-1 de Inter Miami sobre CF Montréal.

Corrían apenas dos minutos cuando Lionel Messi hizo algo pocas veces visto en su carrera: entregó un pase en zona defensiva que terminó siendo una “asistencia en contra”. Bajo presión, el 10 rosado recibió de Marcelo Weigandt y, con un toque hacia atrás intentando pivotear, dejó la pelota servida para Prince Osei Owusu. El delantero del CF Montréal no perdonó y puso el 1-0 ante Oscar Ustari.

Messi se llevó las manos a la cabeza. Fue un error inusual, pero tan elegante en su ejecución como desafortunado en su destino. El Saputo Stadium quedó en silencio por segundos: había pasado lo impensado.

Prince Owusu gives @cfmontreal the early lead over Miami! 😮

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— Major League Soccer (@MLS) July 5, 2025

Sin embargo, ese traspié fue solo una anécdota en una noche que terminó teñida de rosa y fútbol. Porque si algo caracteriza a Leo es su resiliencia. Y en lugar de esconderse, tomó la pelota y empezó a escribir otra página de su leyenda.

De la falla al show

Después del blooper, Messi se encargó de igualar las cosas. Primero, asistió a Tadeo Allende, que con un fuerte remate desde fuera del área puso el 1-1. Luego, con una jugada clásica suya, encaró desde la derecha y definió con categoría para dar vuelta el marcador: 2-1 y golazo del 10.

CF Montréal, que llegaba como colista, no pudo hacer pie ante un Inter Miami encendido y con el ritmo que le dejó su gran participación en el Mundial de Clubes. Con Messi en cancha, la diferencia de jerarquía se acentúa. Y esta vez, también acompañaron sus socios.

Segunda mitad a puro lujo

Ya en el complemento, Telasco Segovia amplió la ventaja con un zurdazo sublime al ángulo, en una jugada que bien podría haber sido firmada por el propio Messi. Y cuando el partido parecía liquidado, el argentino dejó su sello definitivo.

Condujo entre defensores como si jugara en un potrero, amagues, cambios de ritmo, y una definición quirúrgica de zurda para el 4-1 final. La jugada fue tan mágica como maradoneana: ocho piernas canadienses quedaron desparramadas mientras Leo hacía su camino hacia el gol.

Noventa minutos con hambre de fútbol

Messi completó todo el partido, a pesar de que Mascherano le ofreció descanso varias veces. El 10 quería más. Los últimos minutos fueron un intento colectivo por conseguir el gol de Luis Suárez, que no llegó, pero el esfuerzo pintó el buen clima de un equipo que vuelve a la MLS con confianza plena.

El humano que volvió a ser extraterrestre

La noche comenzó con un error poco común y terminó con otra actuación monumental. Porque Messi también se equivoca, pero enseguida se transforma. De la asistencia en contra a los dos golazos, la noche en que Leo demostró que es humano… pero también un exextraterrestre.

Fuente: medios/clarin