En julio se registraron compras netas de divisas por US$ 5.432 millones, el nivel más alto desde 2019. Sin embargo, la mayor parte salió hacia el “colchón” o al exterior y no quedó en depósitos bancarios.
Desde abril, cuando el Gobierno liberó parcialmente el cepo cambiario para las personas físicas, la salida neta de divisas alcanzó los US$ 14.719 millones, un monto equivalente a los desembolsos del FMI. El dato surge del balance cambiario del Banco Central y refleja que el objetivo oficial de atraer dólares al sistema financiero aún no se cumple.
En julio, las compras netas de dólares sumaron US$ 5.432 millones, el registro más alto desde las PASO de 2019. Sin embargo, solo una fracción se mantuvo dentro del sistema: los depósitos privados en moneda extranjera aumentaron apenas US$ 1.713 millones. La diferencia fue a parar a cuentas en el exterior o al ahorro informal, lo que muestra una persistente desconfianza en los bancos.
Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), esta salida de divisas constituye la segunda más elevada desde 2002, detrás de los US$ 5.946 millones que se demandaron en agosto de 2019.
Entre abril y junio, la formación de activos externos (FAE) alcanzó los US$ 9.600 millones, de los cuales solo US$ 2.524 millones permanecieron en el sistema financiero. A eso se sumaron los US$ 5.432 millones de julio, mes en el que 1,3 millones de personas compraron billetes por US$ 3.408 millones, mientras que 576.000 vendieron apenas US$ 367 millones.
En paralelo, las reservas internacionales del Banco Central cayeron US$ 1.107 millones en julio, debido a pagos de deuda por US$ 2.711 millones y de intereses por US$ 1.516 millones. Este descenso fue parcialmente compensado por ingresos de organismos internacionales y operaciones del Tesoro.
El balance cambiario mostró también un superávit de cuenta corriente de US$ 3.887 millones, impulsado por exportaciones por US$ 10.175 millones frente a importaciones por US$ 6.289 millones. No obstante, la cuenta “Servicios” registró un déficit de US$ 928 millones, explicado en gran parte por gastos en turismo, viajes y consumos con tarjetas en el exterior.
En síntesis, la flexibilización del cepo generó un fuerte drenaje de divisas que no se tradujo en confianza hacia el sistema bancario. El desafío del Gobierno sigue siendo revertir la dolarización por fuera del sistema y retener depósitos en un contexto de inestabilidad económica.
Fuente: medios/Clarín
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