El Complejo de la Penha, una de las mayores favelas de la zona norte de Río de Janeiro, amaneció este miércoles sumido en el espanto. Vecinos llevaron al menos 72 cuerpos hasta la calle José Rucas, una de las principales arterias del barrio, en una escena que estremeció a toda la ciudad y que encendió las alarmas sobre el accionar policial en Brasil.
La Defensoría Pública Regional confirmó la cifra, que se suma a los 60 presuntos delincuentes y cuatro policías muertos durante la operación del martes en las favelas de Penha y Alemão, lo que eleva el número total de víctimas fatales a 132, una cifra sin precedentes incluso para una ciudad acostumbrada a la violencia urbana.
El operativo “más exitoso”, según el gobierno
El gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro —alineado al bolsonarismo—, calificó el operativo como un “éxito” y defendió la actuación policial.
“Tenemos plena confianza en todo lo que hicimos ayer. Quiero expresar mi solidaridad con las familias de los cuatro agentes que dieron su vida para salvar a la población. Las únicas víctimas de ayer fueron esos policías”, declaró, desestimando las denuncias de abusos.
Sin embargo, el secretario de la Policía Militar, coronel Marcelo de Menezes Nogueira, reconoció que los cuerpos trasladados por los vecinos no forman parte del recuento oficial, lo que acrecienta las sospechas sobre ejecuciones extrajudiciales y posibles encubrimientos.
Vecinos y activistas hablan de ejecuciones
La escena en la Penha fue desgarradora: hombres, mujeres y jóvenes descendieron desde la Serra da Misericórdia, cargando cuerpos envueltos en mantas o bolsas, con el objetivo de facilitar el reconocimiento de las víctimas por parte de las familias.
“En 36 años de favela, pasando por varias operaciones y masacres, nunca vi nada parecido. Es algo brutal y violento en un nivel desconocido”, relató el activista Raull Santiago, en diálogo con el portal g1.
El abogado Albino Pereira Neto, representante de tres familias que perdieron a algún pariente, sostuvo ante la AFP que “hay personas ejecutadas, muchas con un tiro en la nuca o por la espalda. Se ven marcas de quemaduras, personas amarradas. Esto no puede considerarse seguridad pública”.
Una ciudad conmocionada
La magnitud del episodio provocó una fuerte conmoción en Río y en todo Brasil. Las redes sociales se llenaron de imágenes y denuncias, mientras organizaciones de derechos humanos exigieron una investigación inmediata y la intervención del Ministerio Público.
El caso vuelve a poner en el centro del debate la violencia institucional y la militarización de las favelas cariocas, donde las operaciones policiales suelen dejar un alto número de víctimas civiles.
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