El piloto argentino Franco Colapinto volvió a mostrar carácter en el cierre del Gran Premio de Estados Unidos, donde protagonizó una maniobra tan brillante como polémica al superar a su compañero Pierre Gasly, desoyendo una orden directa del equipo Alpine.

Desde el box le habían pedido que mantuviera posiciones, pero Colapinto decidió lo contrario. En las últimas vueltas, el argentino de 22 años ejecutó una maniobra limpia y efectiva para adelantar a Gasly y quedarse con el 17° lugar final. Más allá del resultado, su actitud marcó el pulso de la jornada.

Colapinto había largado desde el puesto 15 y, aunque perdió terreno en el arranque, logró recuperarse con una estrategia de neumáticos bien administrada y un ritmo constante. La telemetría posterior confirmó que su ritmo fue superior al de Gasly, lo que refuerza la sensación de que el argentino no sólo buscó destacarse, sino también dejar claro que puede decidir por sí mismo cuándo atacar.

En un Gran Premio sin demasiadas emociones, dominado una vez más por Max Verstappen, el gesto de Colapinto fue uno de los pocos momentos de tensión real. Su desobediencia controlada volvió a ponerlo en el centro de la conversación, no por un resultado espectacular, sino por la personalidad que proyecta en una estructura que suele premiar la obediencia.

Mientras Alpine evalúa sus pilotos para la próxima temporada, la actuación del argentino puede leerse como un mensaje: Colapinto no llegó a la Fórmula 1 para seguir órdenes sin cuestionar. Su decisión de adelantar a Gasly no sólo fue una muestra de confianza, sino también una señal de que se considera parte del futuro del equipo… con voz propia.