Con gran devoción, inició en la Catedral Basílica de Salta el Triduo de Pontificales, en honor al Señor y la Virgen del Milagro. La misa estacional, que marca el comienzo de esta etapa central de las festividades, fue presidida por el obispo de Cafayate, monseñor Darío Quintana, quien agradeció al arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, la invitación para oficiar la celebración de la Solemnidad de la Bienaventurada Virgen del Milagro.
El gobernador Gustavo Sáenz, acompañado por su esposa Elena Cornejo, participó de la ceremonia religiosa junto a autoridades provinciales, representantes de la Iglesia y fieles que colmaron el templo.
Durante su homilía, monseñor Quintana recordó que esta festividad “no sólo es el recuerdo de eventos pasados, sino también el símbolo de la protección maternal de María. Es una historia de fe”. En ese sentido, subrayó que en tiempos de dificultad, la Virgen es modelo de mujer fuerte que escucha y atiende a la palabra de Dios.
En el marco del Año Santo por el Jubileo 2025 bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, llamó a “avivar la llama de la esperanza que se nos ha dado y ayudar a todos a encontrar nuevas fuerzas y certezas, mirando al futuro”. También destacó que los peregrinos representan “la gracia del encuentro” y que “toda nuestra vida es un peregrinar hacia el Padre Celestial y a la vida eterna que se nos ofrece”.

Antes de la bendición final, monseñor Cargnello puso en valor la entrega de los peregrinos y quienes los acompañan en su camino: “Son un recordatorio de la profundidad de la humanidad. Nos gritan que una sociedad distinta es posible”. Asimismo, explicó que la música de esta misa incluyó piezas barrocas de las misiones jesuíticas chiquitanas de Bolivia, interpretadas por el coro de la Universidad Católica de Salta, como muestra de que “la Iglesia, cuando se pone al servicio de los demás, dignifica y emociona”.
La celebración contó también con la presencia del secretario de la Nunciatura Apostólica en Argentina, monseñor Daniele Liessi; los obispos eméritos de Canelones (Uruguay), Alberto Sanguinetti, y de Venado Tuerto, Gustavo Help; el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín; el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez; el vicegobernador Antonio Marocco; el ministro de Gobierno, Derechos Humanos y Trabajo, Ricardo Villada; representantes de las fuerzas de seguridad, entre otras autoridades civiles y religiosas.
Las festividades recuerdan cada año la intercesión de la Virgen y la protección del Santo Cristo Crucificado durante los temblores de 1692, momento en el que el pueblo salteño renovó su pacto de fidelidad con los Santos Patronos, tradición que se mantiene viva hasta nuestros días.
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