El Superclásico se juega el domingo a las 16.30 y puede definir la clasificación directa de Boca a la fase de grupos de la Libertadores o darle un salvavidas a un River en crisis. En La Bombonera, el “Sifón” paró un equipo que asoma como titular; el “Muñeco” mantiene la incertidumbre hasta último momento.
El país futbolero ya tiene la cita: este domingo a las 16.30, Boca y River se enfrentarán en La Bombonera en un Superclásico de peso real. No es sólo una cuestión de orgullo: el resultado puede sellar la clasificación directa del Xeneize a la Copa Libertadores o, en caso de victoria millonaria, ser el punto de inflexión que permita a River recuperar confianza y objetivos internacionales.
La tensión se palpa en los entrenamientos y en las decisiones tácticas. Mientras Claudio Úbeda dejó entrever la alineación que piensa para el choque, Marcelo Gallardo opta por la prudencia y el hermetismo: incertidumbre total sobre el once visitante hasta última hora.
Boca: un once con aroma a titular
En la práctica del jueves en la Bombonera, Úbeda paró un equipo que comenzó a tomar forma y que, según el ensayo, se perfila como el posible once titular:
Marchesín; Juan Barinaga, Lautaro Di Lollo, Ayrton Costa, Lautaro Blanco; Carlos Palacios, Leandro Paredes, Milton Delgado, Exequiel Zeballos; Milton Giménez y Miguel Merentiel.
El esquema es un 4-4-2 de vértigo y solidez, con Paredes como ancla y Zeballos como uno de los principales desequilibrantes por la banda. Como gran duda en el Xeneize figura Edinson Cavani, que trabajó diferenciado y llega entre algodones: su presencia en el Superclásico no está asegurada y dependerá de la evolución física en los próximos días.
Úbeda parece optar por una formación que prioriza equilibrio defensivo y rápidas transiciones para lastimar por fuera y por el centro.
River: más preguntas que certezas
En Núñez la sensación es opuesta: Gallardo no muestra las cartas. El entrenador sabe que su equipo debe dar una respuesta inmediata: tras una racha negativa y la pérdida de identidad futbolística, el plantel llegó golpeado y los silbidos en el Monumental encendieron las alarmas.
Algunas piezas parecen fijas —Franco Armani, Lucas Martínez Quarta, Lautaro Rivero, Marcos Acuña, Juan Fernando Quintero y Maxi Salas—, pero quedan por resolver cinco puestos claves. La evolución física de Gonzalo Montiel (esguince leve la semana pasada) y el estado de Sebastián Driussi (recuperado de una distensión) condicionan decisiones. Además, el regreso de Enzo Pérez genera debate: el capitán suma experiencia, pero lleva más de 40 días sin competir tras una lesión seria.
Gallardo evalúa alternativas entre caudillos veteranos y jóvenes con frescura —nombres como Santiago Lencina o Ian Subiabre aparecen como opciones— y tiene sobre la mesa preguntas tácticas que pueden resolverse hasta último momento.
Qué está en juego
El árbitro Nicolás Ramírez pitará el inicio del Súper, un cruce donde se pondrán “muchas cosas en mucho”: puntos, confianza, proyectos deportivos y, en el caso de Boca, la posibilidad concreta de asegurar plaza en la fase de grupos de la Libertadores. Para River, el partido representa la oportunidad de cortar una mala racha y recuperar crédito ante su gente.
Clima y expectativa
Con La Bombonera como escenario y ambos cuerpos técnicos moviendo piezas en búsqueda de la mejor fórmula, el Superclásico promete ser una definición con condimentos extra: tensión, estrategia y la inevitable carga emocional que distingue al clásico más importante del fútbol argentino.
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