La Selección Argentina le pasó por encima a Brasil en un Monumental desbordante de fiesta. Con un contundente 4 a 1, la Albiceleste volvió a dejar en claro que no tiene techo. El equipo de Scaloni, en plena armonía con su fútbol, aplastó a su eterno rival en la fecha 14 de las Eliminatorias Sudamericanas. Los goles fueron obra de Álvarez, Fernández, Mac Allister y Simeone, mientras que Matheus Cunha descontó para la Verdeamarela.
Un dominio avasallante, una demostración de jerarquía que sigue escribiendo historia. Este equipo ya no es solo el mejor de su época, es uno de los más grandes de todos los tiempos. Como el Brasil del 70, la Naranja Mecánica del 74 o el Barcelona de Guardiola, la Argentina de Lionel Scaloni juega, gana y emociona. Es un equipo que enamora sin descanso y que nunca olvida la esencia del fútbol que lo trajo hasta aquí.
Un baile inolvidable contra el clásico rival
Desde el primer minuto, Argentina dejó claro que no iba a ser una noche más. Con una combinación perfecta entre intensidad, control y pegada, el equipo fue una aplanadora. El primer tiempo fue una obra de arte, un recital de superioridad que hizo recordar lo mejor del equipo en la final de Qatar.
El primer gol llegó tras una jugada de Julián Álvarez, que luchó entre los centrales y definió con clase ante la salida desesperada de Bento. Poco después, una jugada de 33 toques terminó con Nahuel Molina lanzando un centro perfecto desde la derecha y Enzo Fernández, llegando como un delantero nato, marcando el 2 a 0 con una definición impecable.
Brasil intentó reaccionar y encontró el descuento tras un error en salida de Cuti Romero, que permitió a Matheus Cunha marcar el 2-1. Pero la respuesta argentina fue inmediata: una asistencia quirúrgica de Enzo Fernández dejó solo a Mac Allister, que definió con frialdad para el 3 a 1 antes del descanso.
Control total y una frutilla del postre
El segundo tiempo fue una clase de manejo de partido. Argentina no necesitó acelerar, porque Brasil nunca encontró la forma de inquietar. Con la posesión como bandera, el equipo albiceleste desgastó a su rival hasta desdibujarlo por completo.
El gol definitivo llegó a los 25 minutos del complemento. Un pase filtrado de Rodrigo De Paul rompió líneas y encontró a Tagliafico, que lanzó un centro rasante para la llegada de Giuliano Simeone. El delantero impactó de primera y la pelota se clavó en la red para el 4 a 1 final.
Ahora, la espera se hace eterna. La próxima fecha FIFA aún está lejos, y ni hablar del Mundial. Por el nivel que muestra esta Selección, debería jugarse la Copa del Mundo este mismo fin de semana. Ver a este equipo de autor es un placer que nunca es suficiente.
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