El Cono de Arita: una pirámide natural en medio del desierto salteño
A más de 3.500 metros sobre el nivel del mar y a 1.738 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, se alza una figura enigmática que parece sacada de otro planeta. Se trata del Cono de Arita, una perfecta pirámide natural ubicada en el corazón de la Puna salteña, que atrae a viajeros de todo el mundo por su mística y su extraña perfección.
Este cono casi simétrico se encuentra en el extremo sur del Salar de Arizaro, el tercero más grande del mundo, un desierto blanco y silencioso que se extiende por más de 1.600 kilómetros cuadrados. Emergente de esa llanura infinita, el Cono de Arita se impone como un faro solitario, cuya figura genera asombro y preguntas: ¿es obra de la naturaleza o de una civilización antigua?
El Cono de Arita tiene 200 metros de altura, 800 metros de diámetro y un perímetro de 2,4 kilómetros. Es una geoforma cónica casi perfecta, de origen volcánico, que se encuentra en el Salar de Arizaro, en Salta, Argentina.

Según los estudios geológicos, el cono es una formación natural, posiblemente un volcán que nunca llegó a hacer erupción. Aun así, la leyenda lo rodea. El nombre «Arita», de origen aymara, significa «puntiagudo», y algunos arqueólogos creen que culturas preincaicas lo usaban con fines ceremoniales, otorgándole un valor espiritual que aún hoy se percibe.
Un viaje al corazón de la Puna
Llegar hasta el Cono de Arita es una verdadera travesía. Desde la ciudad de Salta, se deben recorrer unos 430 kilómetros hacia el oeste, atravesando paisajes majestuosos como los de San Antonio de los Cobres, el Viaducto La Polvorilla y la localidad de Tolar Grande, un pueblo andino que funciona como base para las expediciones hacia el salar.
El camino final, desde Tolar Grande, es de ripio y cruza el desierto salado hasta llegar al sitio. Por sus condiciones, se recomienda hacerlo en vehículo 4×4 y con guía, ya que el terreno, la altitud y la falta de servicios pueden representar un desafío. Llevar agua, comida, combustible y abrigo es fundamental.
También existen opciones en transporte público con conexiones limitadas, o excursiones organizadas desde Salta capital, ideales para quienes buscan una experiencia segura y enriquecida por relatos locales.
Un paisaje fuera del tiempo
Parado frente al Cono de Arita, el viajero siente que el tiempo se detiene. La vastedad del salar, el silencio absoluto y la forma casi perfecta del cono generan una experiencia difícil de describir. Es un lugar que escapa a las postales típicas de Argentina y ofrece una conexión profunda con la naturaleza y el pasado ancestral del norte andino.
Lejos de las multitudes y cerca del cielo, el Cono de Arita es una joya escondida que bien vale la aventura. Quien llega hasta allí, no solo se lleva una foto espectacular, sino también una vivencia única que quedará grabada para siempre.
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